El oeste de Estados Unidos es un escenario de película, y no solo porque muchas de sus ciudades hayan sido protagonistas en la gran pantalla. Aquí conviven paisajes que cortan la respiración, desiertos infinitos, metrópolis vibrantes y parques nacionales que parecen de otro planeta. Hoy te llevo de viaje por algunos de los lugares más icónicos: el majestuoso Gran Cañón, la electrizante Las Vegas, la cinematográfica Los Ángeles, el verde infinito de Yosemite y la siempre encantadora San Francisco.
Gran Cañón: El abismo que hipnotiza
No importa cuántas fotos hayas visto antes, nada te prepara para la primera vez que te asomas al borde del Gran Cañón. Es una de esas experiencias que se sienten más que se entienden. Las vistas desde el South Rim son las más accesibles y famosas, pero si tienes tiempo y ganas de aventura, el North Rim ofrece una experiencia más salvaje y menos turística. Si puedes, quédate a ver el atardecer: el juego de colores en las rocas es algo difícil de olvidar.
Las Vegas: Luces, excesos y sorpresas en el desierto A unas pocas horas del Gran Cañón te espera el oasis más extravagante del desierto: Las Vegas. Más allá de los casinos y los espectáculos (que sí, hay que ver aunque sea una vez), Vegas tiene un ambiente único que hay que vivir. Puedes casarte con Elvis, cenar en restaurantes de chefs con estrellas Michelin o salir a explorar el Red Rock Canyon, a solo media hora de la ciudad
Los Ángeles: La ciudad donde los sueños y las playas se encuentran
Dejamos el desierto y llegamos a la costa. Los Ángeles es mucho más que Hollywood (aunque claro, una foto en el letrero es casi obligatoria). Recorrer el Paseo de la Fama, caminar por Venice Beach, ver el atardecer en el muelle de Santa Mónica o perderse por los estudios de cine son algunas paradas típicas. Pero si tienes tiempo, explora barrios como Silver Lake o Echo Park: hay mucho más arte, cultura y vida real que lo que se ve en las postales.
Yosemite: Naturaleza en su máxima expresión
A unas horas al norte, el Parque Nacional de Yosemite es una joya para los amantes de la naturaleza. Cascadas, bosques de secuoyas gigantes, senderos entre montañas de granito y vistas panorámicas que te dejan sin palabras. El mirador de Glacier Point, el Half Dome o las caminatas por el Valle de Yosemite son paradas obligadas. Si puedes pasar al menos una noche dentro del parque, hazlo. Despertar en este entorno es mágico.
San Francisco: Puentes, cuestas y corazón bohemio
Y cerramos este viaje en una ciudad con alma propia: San Francisco. El Golden Gate es solo el comienzo. Súbete a un tranvía, prueba un clam chowder en Fisherman’s Wharf, visita Alcatraz o piérdete por los coloridos callejones de Mission District. Es una ciudad que mezcla historia, innovación y una buena dosis de personalidad.
Consejos para el viaje
- Alquilar un coche es casi imprescindible para recorrer esta ruta con libertad.
- Elige bien las fechas: en verano hay más gente, pero primavera y otoño ofrecen un clima más suave y paisajes increíbles.
- Reserva con antelación los alojamientos dentro o cerca de los parques nacionales.
Y sobre todo… ¡déjate sorprender! El oeste americano tiene ese algo que te atrapa y te hace soñar.
¿Te animas a recorrer esta ruta? Si ya la hiciste, cuéntame qué lugar te enamoró más. Y si estás planificando, ¡aquí estoy para ayudarte con más tips!
